El vino y el queso forman una pareja gastronómica perfecta, convirtiéndose en el plato estrella de cualquier cena improvisada. Y como no, otro elemento indispensable dentro de este maridaje es el jamón.
Los expertos aseguran que el maridaje entre vino y queso es un tema complejo ya que la grasa del queso enmascara los aromas y sabores del vino. No obstante, cualquier vino tomado con queso suele resultar muy agradable. Por ende queso, jamón ibérico y vino suele resultar una mezcla que nunca falla.
Es recomendable que el queso y el jamón se presenten diferenciados en dos platos, como dos tapas. Además, es aconsejable que la tabla del queso se componga desde el más suave al más fuerte.
La máxima de maridados con vino es potenciar los matices de estos productos y apreciar así mucho más los sabores de ambos.
La tradición del maridaje del jamón ibérico de bellota y del vino viene de lejos, pero no es solo una cuestión de costumbres, en el fondo, son aspectos científicos relacionados con características concretas de estos productos los que fundamentan esta armonía.